Llega un momento en
que incluso los objetos más queridos deben decir adiós. Si estás listo para
desprenderte de algo que ya cumplió su función, aquí tienes algunos consejos
(con una sonrisa, claro):
1. Haz una pausa y
recuerda por qué lo querías
Antes de dejar ir ese
objeto, piensa en los buenos momentos. Ese jarrón que sobrevivió tres mudanzas,
ese sofá que ha visto más siestas que tu cama… Agradece su servicio y dile
“gracias, pero ya es hora”.
2. Hazlo
gradualmente (sin estrés)
No hace falta
deshacerte de todo de un golpe. Empieza por lo más fácil: esa taza rota o ese
reloj que ya no funciona. Un paso a la vez, ¡sin prisas!
3. Encuentra un
nuevo propósito (o un nuevo dueño)
Si no puedes
deshacerte de él, ¡recíclalo! O regálalo. Alguien más podría darle una nueva
vida, y tú te sentirás menos culpable.
4. Permítete
sentir, pero no te enganches
Es normal sentirse un
poco triste, pero recuerda: el objeto no define quién eres. Los recuerdos
seguirán contigo, incluso sin el jarrón viejo.
5. Celebra el
espacio libre
Deja que el cambio sea
positivo. Menos objetos = más espacio para nuevas experiencias (y tal vez algo
menos polvoriento en casa).