Las personas que nos rodean influyen en nuestras vidas; sea para bien o para mal, mi esposo es sin duda una de las personas que en tan solo 2 años de casada y 4 años de noviazgo más me ha enseñado.
Siempre escuché que los opuestos se atraen; en el matrimonio esto puede que se cumpla en la mayoría de los casos. Si a él le gusta estar en casa es normal que a ella le guste salir; si uno es extrovertido es muy posible que el otro sea introvertido.
A pesar de ser muy retador el convivir con otro ser con costumbres diferentes a la mía, hoy día puedo destacar algunas cosas que he aprendido de él:
- Molestar el mínimo a las personas (vecinos) que te rodean.
En República Dominicana es normal ser bastante amigable y servicial; sin embargo, hay personas que aprovechan los favores para pasarse de la raya.
- No tomar decisiones a la ligera
Ésta ha sido la más importante, ya que solía tomar decisiones sin analizar lo suficiente, me dejaba envolver en la euforia del momento y tomaba responsabilidades que luego iban a ser muy forzosas para mí.
- Tener más del presupuesto para emprender una construcción o comprar cualquier artículo de la casa.
En muchas ocasiones al momento de construir solo pensaba en arrancar con lo suficiente y quedábamos cortos. Me ha enseñado que hay muchas cosas que pueden surgir a última instancia y que el presupuesto se vea afectado.
- Escuchar a los demás
En las relaciones, siempre uno de los dos es más conversador, pero siempre es bueno que sea una conversación y no una exposición. Mi esposo me ha enseñado a escuchar activamente y a interesarme más en lo que la otra persona tiene para decir. Es algo que sigo trabajando, pero he mejorado bastante.
- Aceptar que todos somos diferentes
Como mujeres queremos que nuestros esposos sean de tal manera, un cuento de hadas, un príncipe coreano lleno de dulzura que nunca se moleste o difiera de ti. Sin embargo, la realidad no puede estar más alejada. He aprendido que es bueno ser diferente y que hay belleza en lo diferente del pensamiento y la forma de ser.
- No todas las batallas se libran.
Siempre me ha gustado poner las cartas sobre la mesa, pero en algunos casos tenemos que aflojar la cuerda y no librar todas las batallas.
- No decir te amo todos los días.
Esto fue lo más retador para mí y quizás para muchas esposas y es no escuchar un te amo constante de mi esposo. Él cree que si los te amo se dicen todos los días, perderían el efecto que deben de tener de especiales. Por supuesto que me demuestra amor en otras formas, pero los te amo para momentos entre semana que considere necesarios.
- La importancia de descansar.
Todo buen turista desea siempre estar de lugar en lugar, pero esta no es la mejor opción si trabajas de tiempo completo y realizas los quehaceres del hogar; asistes a actividades religiosas y de familia y amigos. Es bueno tomar el tiempo necesario para descansar y recobrar fuerzas.
- La responsabilidad con la atención de las mascotas
Aunque amo mis mascotas, tengo la certeza que él me ha enseñado a amarlas más y ser más intencional con su alimentación y cuidado.