Los seres humanos somos seres sociales; nos desarrollamos en comunidad y en lo que todo esto conlleva, sin embargo, para muchos, convivir en sociedad es un reto.
La mayoría de las personas desean vivir sus años rodeadas de personas que los admiran, respetan y aman, con el mínimo conflicto o rechazo posible, pero será que nos invade un fuerte deseo por estar bien con todos o será que nos da miedo el rechazo.
La principal razón por la que constantemente queremos quedar bien con todos es porque hay un profundo anhelo de ser aceptados y por ende el miedo al rechazo. En muchas ocasiones podremos experimentar que estar bien con los demás es mejor que estar bien consigo mismo.
Cuando el estar bien con los demás se vuelve nuestra prioridad, podemos llegar a perder nuestra identidad, valores y lo que nos identifica como persona. Una vida vacía, una falsa, una imitación barata de los demás.
Ahora le pregunto, querido lector, ¿qué tanto está dispuesto a soportar por ser aceptado; puede abandonar sus opiniones, decisiones y su verdadero yo para vivir la proyección de otros? Aunque duela, es necesario que se haga esta pregunta y responda con sinceridad.
Decida hoy vivir para usted, y no es que los demás no importen, sino que su propósito en la vida no sea agradarle a todos; es muy probable que a esos que tanto quieres agradar ni les importes.