Usted trate de entenderme, por favor. La gente a veces puede ser molesta y te quita el deseo de relacionarte, pero son lindas y necesarias.
Durante la escuela no pude ser más influyente, y no era por mi belleza deslumbrante o porque era un cerebrito, aunque casi lo fui, jeje, sino porque aparentemente nací con ciertos dones para relacionarme con los demás. En la primaria recuerdo ser una de las más brillantes, pero con demasiado carácter y en secundaria, para el colmo, fui presidente de curso todos los años. Ya no tenía que postularme porque, aunque no quisiera, ellos votaban por mí; al día de hoy muchos solo me llaman "presidenta". En parte ya estaba cansada, pero me sentía bien al poder ayudar a mis compañeros.
En la iglesia siempre servía en todo y a todos. En algunos casos ponía hasta mi salud en juego por servir. En los trabajos que he tenido ha sido igual, pero es allí donde aprendí que la gente me agrada menos de lo que pensé. Si usted quiere aprender de la vida, trabaje, y si quiere aprender mucho más, trabaje en varios empleos, conozca toda la gente que pueda y me va a entender.
Quisiera mencionar algunas de las cosas por las que las personas ya no me caen tan bien: son egocéntricas, chismosas, se creen ricas, pero son pobres, egoístas, son vagas, siempre buscan humillarte, ya no hablan de superación, negocios o inversiones y no menos importante sexualizan la mayoría de sus conversaciones.
El listado antes expuesto podría ser una excusa por la que me limitaría a conocer más personas. Sin embargo, decido abrirme a nuevos horizontes, creyendo fielmente que las personas son un tesoro en nuestras vidas y que pueden marcarla de una forma positiva.
Mi deseo con este post es que seas misericordioso, empático y te llenes de amor con esas personas que, aunque no son perfectas, están tratando de mejorar para ti y para ellos, pese a su niñez posiblemente dura y a la falta de amor que tuvieron. Obvio, los dañinos y tóxicos se quedan fuera; a esos hay que tenerles cuidado.